La científica Ashaya Aleine, que vive separada de su hijo de cuatro años y enfrascada en la creación de implantes cerebrales que supondrían la efectiva esclavización de su raza, es la psi perfecta: fría, imperturbable, sin sentimientos... O eso aparenta, pues en realidad lucha desesperadamente por salvar a su hijo y huir con él de la PsiNet. Pero cuando surge la oportunidad de escapar, Ashaya se encuentra a la merced de un cambiante enemistado con su raza.
Dorian Christensen, francotirador del clan de los DarkRiver, siente un profundo odio por los psi desde que uno de ellos asesinó a su hermana y, aunque es incapaz de transformarse en su encarnación animal, sin duda tiene alma de leopardo. Su rabia acumulada alimenta una sed de venganza arrolladora. Sin embargo, no solo es el encargado de proteger a la psi rebelde y su hijo, sino que al ver a Ashaya y detectar el aroma de exótica feminidad que emana, siente el irrefrenable deseo de hacerla suya.
Poco a poco la naturaleza felina de Dorian entrará en juego para intentar derribar las defensas de esa enigmática mujer. Y juntos comprenderán que el verdadero enemigo a veces puede ser alguien que llevamos dentro.
Valoración
Con esta quinta entrega de la serie, Nalini Singh no hace sino mejorar los anteriores. Aunque parecía imposible que esto pudiera ocurrir, al contrario que otras series, este libro mantiene la originalidad, a la vez que se desarrolla el argumento general de la serie con las intrigas y luchas de poder entre el Consejo, al que ahora se unen los humanos como un nuevo bando a tener en cuenta por psi y cambiantes.
Esto no quita protagonismo a la pareja, que en todo momento demuestran su fortaleza como personajes capaces de sobreponerse y enfrentarse durante toda su vida a lo que el destino les depara
Ashaya y Dorian me han parecido una pareja perfecta. A pesar de las diferencias existentes entre ellos que los separan, en el fondo son dos luchadores, ambos imperfectos en su mundo. Dorian como cambiante latente no es capaz de transformarse y eso es algo que lo hace incompleto y discapacitado con respecto a todos los cambiantes, pero que supera siendo el mejor y destacando en todo aquello que se propone.
Ashaya es una psi que ha quebrantado el Silencio desde que era niña: no supo controlar sus emociones y ha pasado toda su vida ocultando esto, que le supondría ser considerada defectuosa por los de su raza y eliminada como tal.
Ambos cargan con el peso de ser los hermanos mayores: Dorian le debe lealtad a la memoria de su hermana, que fue asesinada por un psi, y Ashaya debe cuidar a su gemela, una psicópata a quien sólo ella puede mantener bajo control.
Todo esto queda explicado en un libro que, además de ameno y entretenido, me ha sorprendido para bien, ya que no esperaba que esta pareja y su historia me gustase tanto, y sobre todo que estuviera tan bien narrado como para que la relación de pareja sea creíble hasta el punto de llegar a emocionarme con su historia.
A la relación de pareja creo que no le ha faltado nada para ser una buena historia de amor y aceptación mutua entre dos seres que tenían mucho en contra para que su relación saliera adelante, y que tienen que sobrellevar la carga de sentirse responsables de sus hermanos menores y de aceptarse ellos mismo como son, con sus imperfecciones.
En definitiva, un libro estupendo que no hace sino dejarte con ganas de seguir leyendo más sobre estos personajes, sus clanes, de los que vemos en cada libro un poco más de la vida de sus miembros, y los misterios que la red y los nuevos grupos de humanos y rebeldes que surgen tienen entre manos.
Con un punto tierno, debido al personaje de Keenan que hace que Ashaya y Dorian formen una familia inmersa en un clan del que volvemos a ver a los personajes que ya hemos conocido en los anteriores libros, y con un epilogo precioso que es el final redondo del libro.